LECTURA PARA RAZONAR
El águila en el gallinero
Del
libro "Un águila y una gallina" de Leonardo Boff.
Un campesino crió un aguilucho junto con sus
gallinas. Lo trataba de la misma forma como lo hacía con las gallinas, de modo
que él estaba convencido que era una de ellas. Le daba la misma comida en el
suelo, la misma agua en un bebedero y lo soltaba en el campo para complementar
su alimentación, igual que si fuese una gallina. El águila creció y se comportó
como si fuera una gallina.
Cierto día pasó por el su casa un ecologista
que, al ver al águila escarbando en el suelo, fue a hablar con el campesino.
Esto no es una gallina, ¡es un águila!
El campesino contestó: ahora ya no es más un
águila porque se crió con las gallinas, aprendió a vivir como ellas y por lo
tanto se cree gallina.
El ecologista dijo: —No, un águila es
siempre un águila. Hagamos una prueba.
Se subió con el águila al techo de la casa del campesino y la tiró a volar, mientras le decía: “¡Vuela tú eres un águila! Asume tu naturaleza.
Se subió con el águila al techo de la casa del campesino y la tiró a volar, mientras le decía: “¡Vuela tú eres un águila! Asume tu naturaleza.
Pero el águila no voló, batió
torpemente sus alas como una gallina, y cayó al gallinero otra vez. Entonces,
el campesino replicó: Le dije que ella era ahora como una más de mis gallina. Mañana veremos, dijo
el ecologista.
Al otro día fueron a una montaña cercana con el águila. El ecologista levantó el ave y le dijo: ¡Águila! ¡Mira ese horizonte, mira el sol allá a lo lejos, los campos verdes allá abajo, mira, todas esas nubes pueden ser tuyas! ¡Despierta tu naturaleza y vuela como águila que eres!
Al otro día fueron a una montaña cercana con el águila. El ecologista levantó el ave y le dijo: ¡Águila! ¡Mira ese horizonte, mira el sol allá a lo lejos, los campos verdes allá abajo, mira, todas esas nubes pueden ser tuyas! ¡Despierta tu naturaleza y vuela como águila que eres!
El águila comenzó a ver todo esto y
fue quedando maravillada con la belleza de las cosas que nunca había visto,
estuvo confusa al principio sin entender por qué había estado tanto tiempo
alienada. Entonces sintió su sangre de águila correr por sus venas, sintió
tensarse los músculos de sus alas y partió en un hermoso vuelo hacia el
horizonte azul.
A muchos nos educan como gallinas
porque con una mentalidad de gallina nos controlan más fácil. Por eso nos
creemos gallinas y vivimos con la cabeza agachada y muertos de miedo. Pero
podemos volar tan alto como queramos y cuando queramos.
Camina con tu cabeza erguida en la
vida, respetando a los demás, pero sin miedos.
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